GOZOS AL NIÑO JESUS RECIEN NACIDO.
Niño, aunque temblais de frio,
tambien sé que ardeis de amores.
Compartid de esos ardores
con mi alma, Hacedor mio.
Si el tiempo helado os ofende,
y al cuerpo tierno traspasa,
¿cómo el amor que os abrasa
hasta los cielos enciende?
pues llega su poderío
á los altos moradores.
...
¡O quién de sí se olvidase,
y tanto, Niño, os quisiese,
que de vuestro amor ardiese,
y en vos continuo pensase:
y cual caudaloso rio
pregonase vuestros loores!
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